Escrito por
Isabel Arrieta
Fecha de publicación
December 6, 2024
Este 2024 será recordado como un año clave en los avances de la digitalización y el progreso tecnológico. Los desarrollos en inteligencia artificial, las nuevas directrices en seguridad y los debates éticos a la hora de aplicar nuevas tecnologías están marcando la pauta.
En ese contexto, las telecomunicaciones se posicionan como un eje central para el crecimiento y competitividad de las empresas, en donde los líderes enfrentan grandes desafíos que evolucionan a gran velocidad, y el único camino reside en la capacidad de anticiparse a los cambios y estar siempre alertas para las transformaciones que trae el futuro.
De cara a 2025, organizaciones de todo tipo enfrentarán el reto de adaptarse a un ecosistema digital que exige conectividad más robusta, flexible y segura. Estas tendencias están configurando un panorama donde la conectividad, la inteligencia y la sostenibilidad serán clave para la innovación y el éxito corporativo.
A medida que las empresas buscan mayor control y personalización en sus infraestructuras de telecomunicaciones, las redes privadas 5G van ganando terreno. En 2025, se proyecta que el 56,74% de la población chilena tendrá acceso a la tecnología 5G. Este avance posiciona a Chile como líder en la implementación de 5G en América Latina, superando a países como México (54%) y Brasil (48%).
Y aunque no se disponen de datos específicos sobre el porcentaje de empresas chilenas que adoptarán 5G para 2025, es razonable suponer que la adopción empresarial será significativa, especialmente en sectores como la minería, la agricultura y la manufactura, que pueden beneficiarse de las ventajas de esta tecnología.
Estudios como el de Accenture Technology Vision 2022 indican que el nivel de madurez en la adopción de 5G por parte de las organizaciones chilenas ya supera el promedio regional y global, lo que sugiere una tendencia positiva hacia la integración de esta tecnología, que ofrece ventajas como seguridad reforzada, cobertura personalizada y rendimiento garantizado, lo que las convierte en una solución ideal para entornos industriales y corporativos.
Si bien, la implementación de 5G sigue extendiéndose a nivel global, la industria ya mira hacia el desarrollo de 5.5G, una evolución que promete velocidades hasta 10 veces mayores y capacidades ampliadas para la Internet de las Cosas (IoT). Según un informe de Huawei, estas redes permitirán conexiones con latencias ultrabajas y una densidad de dispositivos conectados significativamente mayor, alcanzando hasta un millón de dispositivos por kilómetro cuadrado.
Para las empresas, esto se traduce en la posibilidad de desplegar soluciones avanzadas como gemelos digitales, fábricas inteligentes y análisis en tiempo real de datos masivos. La adopción temprana de 5.5G será un diferenciador clave para sectores como la manufactura, el retail y la logística.
La conectividad satelital está emergiendo como una solución estratégica para garantizar operaciones ininterrumpidas, especialmente en regiones remotas o con infraestructura limitada. Este avance tecnológico permite superar las barreras de acceso tradicional, brindando a las empresas la capacidad de operar con fluidez y adaptarse a los desafíos del entorno.
Empresas como SpaceX, con su red Starlink, están transformando el panorama al proporcionar conectividad de alta velocidad y baja latencia en ubicaciones donde antes era imposible. Según un informe de MarketsandMarkets, se proyecta que el mercado global de conectividad satelital empresarial alcance los 40 mil millones de dólares en 2025, impulsado por la creciente necesidad de soluciones confiables para respaldo y expansión.
Industrias como la minería y la agricultura, que suelen operar en áreas remotas, están experimentando una transformación significativa gracias a esta tecnología. La conectividad satelital no solo facilita la comunicación entre equipos y sedes, sino que también habilita el uso de tecnologías avanzadas como el monitoreo remoto, la telemetría y la automatización. Estas herramientas optimizan los procesos, mejoran la toma de decisiones y aumentan la productividad.
Con el crecimiento exponencial de dispositivos conectados y datos transmitidos, las amenazas cibernéticas se han convertido en una preocupación crítica para las empresas. Según Cybersecurity Ventures, el costo global del ciberdelito alcanzará los 10.5 mil millones de dólares anuales para 2025, una cifra alarmante que recalca la importancia de adoptar estrategias más avanzadas y efectivas.
Las amenazas cibernéticas no solo evolucionan, sino que también se refinan, poniendo a prueba los sistemas de seguridad más avanzados. Frente a este desafío, las tendencias están marcando un antes y un después en la protección de datos y activos digitales. La autenticación multifactor biométrica, por ejemplo, está redefiniendo los estándares de acceso seguro, utilizando características únicas como huellas dactilares o reconocimiento facial para fortalecer la seguridad.
Asimismo, el modelo de redes de confianza cero (Zero Trust) ha ganado protagonismo. Este enfoque, basado en la premisa de “nunca confiar, siempre verificar”, exige la autenticación constante de usuarios y dispositivos, eliminando vulnerabilidades comunes asociadas a redes tradicionales. Paralelamente, el cifrado avanzado continúa evolucionando, protegiendo datos sensibles en tránsito y en reposo.
El Edge Computing, o computación en el borde, está transformando el panorama de las telecomunicaciones empresariales al acercar el procesamiento de datos a su origen. De acuerdo con un informe de IDC, se espera que para 2025 el 50% de los datos empresariales sean gestionados fuera de los centros de datos centrales, impulsados por esta innovadora tecnología.
Este enfoque descentralizado ofrece una ventaja crucial: la reducción de la latencia. Al procesar datos localmente, las empresas pueden garantizar respuestas rápidas y eficientes, lo que resulta fundamental para aplicaciones críticas como vehículos autónomos, transmisión de video en tiempo real y análisis predictivo. Esto no solo mejora la experiencia del usuario, sino que también permite a las organizaciones adaptarse con mayor agilidad a las demandas del mercado.
En sectores como la salud, el Edge Computing está marcando un antes y un después. Dispositivos médicos conectados, como monitores de signos vitales o equipos de imagenología, ahora pueden procesar información de manera local. Esto mejora la velocidad y la confiabilidad de diagnósticos y tratamientos, optimizando tanto el tiempo como los recursos en entornos clínicos.
Las telecomunicaciones, como habilitadoras de conectividad, se benefician directamente de estas capacidades. Redes 5G, combinadas con el Edge Computing, ofrecen la infraestructura necesaria para soportar estas operaciones en tiempo real, mejorando la calidad del servicio y abriendo nuevas oportunidades de innovación.