Escrito por
Isabel Arrieta
Fecha de publicación
October 25, 2024
La adopción de nuevas tecnologías en las instituciones educativas abrió infinitas posibilidades para el aprendizaje, pero también se convirtió en un flanco abierto para las crecientes amenazas cibernéticas. De acuerdo al Microsoft Digital Defense Report 2024, el sector de Educación e Investigación se convirtió en el segundo sector más vulnerado, con un 21% de los ataques.
Por otro lado, el último informe de Check Point Research reveló que en nuestro país, la educación ha sido la industria más atacada por los ciberdelincuentes en lo que va del año. Hasta finales de julio, el sector tuvo en promedio 1.178 ataques a la semana por institución.
Y es que a medida que las plataformas de enseñanza online y los sistemas de gestión de datos van en aumento, también lo hacen los riesgos asociados a la protección de información crítica, como los datos de estudiantes y docentes. En ese sentido, la ciberseguridad en el ámbito educativo ya no es opcional, sino una necesidad imperativa para proteger datos sensibles, garantizar la continuidad operativa y preservar la confianza de estudiantes, docentes y familias.
Por otro lado, la creciente dependencia a softwares y plataformas online para la gestión administrativa y el aprendizaje remoto hace que las interrupciones por ataques cibernéticos puedan comprometer tanto la operación diaria como la calidad de la educación.
Tanto colegios como universidades manejan grandes volúmenes de información sensible, que incluye datos personales de estudiantes, docentes y personal administrativo, los que puede ser utilizados para fraudes, suplantación de identidad o incluso para ser vendidos en los mercados ilegales.
Pero esa no es la única razón.
A diferencia de las empresas, en donde los equipos son entregados por las propias organizaciones a los empleados y, por lo mismo, están sujetos a estrictas normas sobre el acceso a las redes; en el caso de los colegios y universidades, los equipos de docentes y estudiantes también son de uso personal, y las redes WiFi son menos protegidas para que todos puedan acceder, lo que se ha convertido en un objetivo muy codiciado -y fácil de acceder- para los ciberdelincuentes.
Asimismo, la pérdida de datos académicos y el compromiso de información personal implican altos costos financieros, que muchas veces están dispuestos a pagar, con el fin de amortiguar el impacto en la confianza de los involucrados, y las sanciones que eventualmente pueden enfrentar.
Al respecto, el informe The State of Ransomware in Education 2024 de la firma de ciberseguridad Sophos es lapidario, al consignar que la cifra promedio de pago de rescates fue de 6,6 millones de dólares para la educación básica y de 4,4 millones de dólares para las organizaciones de educación superior. Además, la encuesta afirma que el 55% de los participantes en educación básica y el 67% de los encuestados en educación superior pagaron más de la cantidad exigida inicialmente.
Como se mencionó, la ausencia de una cultura organizacional orientada hacia la ciberseguridad dentro de las comunidades educativas expone a las instituciones a riesgos evitables, que son fácilmente aprovechados por personas o agrupaciones inescrupulosas, ya sea a través de ataques de ransomware o de phishing.
El informe de Sophos indicó que el 63% de las organizaciones de educación básica y el 66% de las de educación superior sufrieron ataques de Ransomware, que es particularmente problemático en entornos académicos porque puede bloquear sistemas enteros, impidiendo el acceso a plataformas educativas, registros académicos y comunicaciones internas.
Además del ransomware, los ataques de phishing se han incrementado significativamente. De acuerdo con Verizon’s Data Breach Investigations Report, en el sector educativo, el phishing y tácticas similares (como el pretexting) representan el 73% de las brechas registradas.
Esto, debido a que los estudiantes y el personal, muchas veces sin capacitación adecuada en ciberseguridad, son vulnerables a estos engaños. La adopción de políticas rigurosas de autenticación y la formación continua en buenas prácticas digitales son esenciales para mitigar este riesgo, pero aún muchas instituciones carecen de una estrategia integral.
Ante esta realidad, surge la necesidad al interior de los establecimientos de adoptar un enfoque integral de ciberseguridad que considere no solo la implementación de herramientas tecnológicas, sino también la educación y el compromiso de toda la comunidad educativa.
Por este motivo, la inversión en ciberseguridad no debe ser vista como un gasto, sino como una estrategia para proteger el activo más valioso de las instituciones educativas: la confianza de su comunidad. La adopción de medidas adecuadas no solo salvaguarda la información, sino que también refleja el compromiso de la institución con la innovación y la excelencia en la educación.
En este escenario, Tecnoera se posiciona como un aliado estratégico, al proporcionar consultoría especializada y soluciones tecnológicas adaptadas a cada realidad institucional. Nuestro equipo trabaja junto a los establecimientos para desarrollar un plan de acción personalizado, que contemple la implementación de soluciones que permitan detectar y mitigar amenazas antes de que causen daños significativos.
Otro aspecto fundamental en la estrategia de ciberseguridad es la continuidad operativa. Al respecto, Tecnoera ofrece servicios que aseguran que, en caso de un incidente, la institución pueda retomar sus actividades con la menor interrupción posible, al contar con copias de seguridad automatizadas. Este enfoque garantiza que tanto la gestión administrativa como el aprendizaje no se vean comprometidos.
Las amenazas digitales seguirán evolucionando, y la única forma de mitigarlas eficazmente es mediante una infraestructura tecnológica sólida y una gestión profesional de los riesgos. Tecnoera ofrece una combinación de consultoría especializada y tecnología avanzada que garantiza la seguridad de los datos y la continuidad operativa, brindando tranquilidad tanto a los directivos como a la comunidad educativa.
La invitación es clara: reunirnos para explorar cómo la ciberseguridad puede ser un catalizador para el crecimiento sostenible de su institución. Una conversación con uno de nuestros consultores puede marcar la diferencia entre enfrentar el futuro con incertidumbre o con confianza. Contáctenos para agendar una reunión y descubrir cómo nuestras soluciones pueden proteger y potenciar su institución educativa.