Escrito por
Eduardo Castro
Fecha de publicación
April 5, 2024
¿Está Chile preparado para enfrentar los desafíos de conectividad del futuro? A pesar de las notables velocidades de internet y los avances en digitalización, existe una debilidad fundamental en la infraestructura de internet del país: su centralización en Santiago. Este artículo profundiza en la urgente necesidad de descentralizar y fortalecer la resiliencia de la red de internet en Chile, explorando el papel vital que juegan el Punto de Intercambio de Tráfico de Internet de Chile (PIT Chile), TecnoEra, y otros actores clave en este esfuerzo. Desde la importancia de expandir la red más allá de la capital hasta las oportunidades que ciudades como Concepción, Antofagasta y Puerto Montt ofrecen para una infraestructura más robusta y equitativa. Descubre cómo la colaboración, la innovación y un compromiso con la visión a largo plazo pueden transformar la conectividad en Chile, asegurando un futuro digital más seguro y accesible para todos.
La conectividad a internet se ha convertido en un pilar fundamental para el desarrollo social y económico en el siglo XXI. Chile, conocido por sus altas velocidades de internet y esfuerzos para digitalizar comunidades, enfrenta un desafío crítico que amenaza este avance: la falta de resiliencia en su infraestructura de internet, concentrada mayoritariamente en Santiago. Este centralismo no solo es vulnerable ante desastres naturales, sino que también contradice los principios de descentralización y resiliencia que fundamentan la creación de los protocolos de internet.
El Punto de Intercambio de Tráfico de Internet de Chile (PIT Chile) surge como una solución potencial, ofreciendo una red de interconexión vital que podría ampliarse más allá de Santiago. Sin embargo, el aprovechamiento actual de esta infraestructura es limitado, evidenciando una oportunidad perdida de fortalecer la red de internet a nivel nacional. Tecnoera, estratégicamente ubicado cerca de las fibras submarinas del Pacífico, se posiciona como un facilitador clave para este cambio, promoviendo la interconexión directa y mejorando la calidad y resiliencia del servicio de internet.
La transformación hacia una infraestructura más descentralizada y resiliente requiere la colaboración de todos los actores del ecosistema de internet en Chile, incluyendo proveedores de servicios de internet (ISP) tanto grandes como pequeños, el gobierno y entidades reguladoras. Los ISPs, especialmente en regiones fuera de Santiago, deben ser incentivados para adaptar sus operaciones hacia una mayor distribución y redundancia. El gobierno, por su parte, juega un papel crucial en facilitar esta transición, mediante el establecimiento de políticas y regulaciones que promuevan la descentralización y ofrezcan incentivos para la inversión en infraestructura crítica.
Las ciudades como Concepción, Antofagasta y Puerto Montt, gracias a iniciativas como el proyecto Prat de GTD, que proporciona una red de transporte a lo largo del Pacífico, se perfilan como puntos estratégicos para la expansión de esta red más resiliente. La colaboración con los propietarios de las fibras submarinas para permitir conexiones directas desde la costa de Valparaíso, y desde las fronteras hacia el extranjero sin pasar por Santiago, será determinante en este esfuerzo de descentralización.
Este artículo reconoce el significativo trabajo realizado por PIT Chile y su equipo, cuya experticia ha sido fundamental para ofrecer una mejor experiencia a los usuarios de internet en Chile. Asimismo, el proyecto Prat de GTD merece un reconocimiento especial por su contribución a una red de transporte resiliente, preparada para enfrentar los desafíos futuros de conectividad en el país.
La centralización de la infraestructura de internet en Santiago representa un riesgo considerable para la resiliencia de la red en Chile. La falta de diversificación y redundancia limita la capacidad del país para mantener la conectividad en situaciones de emergencia o desastres naturales. La transición hacia una infraestructura más descentralizada no solo es una cuestión de mejorar la resiliencia y eficiencia de la red, sino también de equidad y desarrollo regional. Con la colaboración de todos los actores relevantes, Chile puede superar este desafío y asegurar un futuro digital más seguro y accesible para todos sus habitantes.